Dena H.
Es la segunda vez que me diagnostican cáncer de mama en 10 años. Estaba desolada, pues COVID-19 ya había eliminado uno de mis 2 empleos, y las facturas empezaban a amontonarse y yo era incapaz de mantenerme al día ni siquiera con lo básico. A los 3 meses de mi diagnóstico, los médicos me sugirieron quimioterapia, radioterapia y cirugía y me dieron la baja laboral, ya que trabajaba de cara al público y mi sistema inmunitario ya estaba comprometido. Realmente me deprimí en ese momento, además de que no tenía seguro en ese momento, por lo que las facturas médicas tampoco se pagaban y se acumulaban.
Un navegador de pacientes de la Clínica Mayo y un trabajador social me visitaron y me informaron de vuestros programas. Estaba entusiasmada, pero lo dejé para más tarde porque aún estaba abrumada por todo. Tras varias visitas con el navegador y la trabajadora social, me dieron esperanzas para el futuro y me animaron a ser proactiva, incluido este fondo.
El Fondo Rosa me ha permitido aliviar el estrés financiero mientras seguía adelante con mi plan de tratamiento. Esta subvención pagó varias de mis facturas, lo que fue muy útil cuando mi coche se averió en mitad del tratamiento, porque pude pagar para arreglarlo. Ahora puedo continuar con el transporte que tanto necesito para ir a mis citas y pronto podré volver al trabajo.
No puedo expresar con palabras la gratitud que siento por vuestro apoyo cuando más lo necesitaba, incluso contando mi historia ahora tengo lágrimas en los ojos ya que vuestra organización me ayudó a salir de un espacio oscuro en el que me estaba sumergiendo. A día de hoy me estoy curando físicamente de mis tratamientos, he vuelto a enraizar mi espiritualidad, tengo esperanza y una mejor ventana financiera gracias a ti y no siento el peso sobre mis hombros ni el miedo a quedarme sin hogar y hambrienta.
Gracias, que tu organización sea bendecida como me has bendecido a mí, a mi familia y a tantos otros.
~ Dena H.